“Jugar las tres juntas fue un sueño”: una postal inolvidable de madre e hijas en una cancha de fútbol
Natalia Sánchez, compartió por primera vez un partido oficial con sus dos hijas en Pacífico de Cabildo. Entre risas, anécdotas cuenta cómo el fútbol se volvió parte esencial de su vida familiar
El resultado quedó en segundo plano. Aunque Pacífico de Cabildo no pudo con Liniers por la 3ra fecha del campeonato de ascenso, lo que se vivió el pasado fin de semana, quedará guardado para siempre en la memoria de tres jugadoras, una familia y un club: por primera vez, una madre y sus dos hijas compartieron cancha en un partido oficial. Natalia Sánchez (38), Sofía Pasqualini (20) y Bianca Pasqualini (16) se calzaron la camiseta de las “Tifoneras” y dejaron una postal inolvidable.
“Para nosotras fue un partidazo”, cuenta Natalia. “No se dio el resultado, pero entrar las tres juntas a jugar fue un sueño”.
▪️¿Cómo se dio esta posibilidad?
—Sofía ya no estaba jugando, pero Romeo Fontana (el DT) la citó porque sigue fichada y el equipo la necesitaba. No podía entrenar por sus estudios, pero vino a darnos una mano. Entró en el segundo tiempo... y se llevó una amarilla también.
El fútbol se volvió una forma de vida para esta familia. Y no solo dentro de la cancha. “No se termina ahí, olvidate. En casa seguimos hablando del partido, todos opinamos, y a veces se arma”, dice Natalia. “Mi marido, pobre... no tuvo varones y ahora se banca a tres mujeres futboleras. Pero está más entusiasmado que yo, nos acompaña siempre y hasta nos corrige”.
▪️¿Y cómo te cae que a veces te miren raro por jugar?
—Muchas veces me ponía mal porque la gente te dice: “¿vos jugás? ¿con las pibitas?”. Y ya eso hoy no me importa más. A mí me gusta y trato de superarme todos los días.
Un camino inesperado
Natalia no viene del mundo del deporte. De hecho, empezó a jugar recién el año pasado.
“Nunca hice nada de nada. Me invitaron cuando el equipo estaba medio flojo de jugadoras, y me animé. Al principio pensaba: ‘¿quién me manda a mí?’. Llegaba y me tiraba al piso. Pero de a poco fui entrando en ritmo. Hoy por hoy jugar un partido entero es un logro gigante para mí”.
Sus hijas, en cambio, arrancaron mucho antes. Bianca fue pionera en el club: “Se formó en la escuelita 2008, con varones. Fue la primera mujer fichada en la historia de Pacífico”. Sofía, por su parte, empezó cuando se armó el equipo femenino, hace cuatro años. Hoy estudia Bioquímica en la UNS y vive en Bahía Blanca, donde también juega en la liga universitaria.
▪️¿Cómo se llevan en la cancha?
—La verdad que no se nota la diferencia de edad. Ahí somos compañeras. Bianca tiene prohibido decirme "mami" en la cancha, cuenta Natalia entre risas. Pero después en casa se habla todo. A veces discutimos... ¡yo le grito “pateá al arco, arrancale la cabeza!” y se enoja.
▪️¿A quién le cuesta más a la hora de ir a entrenar?
—Bianca no falta pero reniega bastante, jaja. Así que compartimos mucho tiempo juntas.
▪️¿Sos mamá también dentro de la cancha o ahí cambia el rol?
—¡No, olvidate! Ni me meto si le pegan, que se arreglen. El año pasado le dejaron el ojo negro contra Olimpo y le decía: “¡Dale, levantate que vamos perdiendo!”, jaja. Pobres. Pero bueno, ahí somos compañeras de cancha nada más.
El valor de lo simple
Entrenan tres veces por semana. “Yo soy súper exigente. Me quiero superar, porque sé que la edad juega en contra. Me preparé bastante en la pretemporada porque digo: ‘estas pibitas me matan en el pique’”, dice con orgullo.
▪️¿Cómo te definís como futbolista?
—Yo me defino aguerrida, competitiva y con mucha autosuperación. Bastante áspera y rústica, jaja.
▪️¿Y a tus hijas?
—Sofi es bastante parecida a mí, además por el puesto que tenemos.
—Y Bianca tiene buen dominio de pelota, pero es más sensible. Por ahí se toma todo personal y es más “frágil”, sacando que es la más grandota de las tres y cuerpo a cuerpo no le ganan tan fácil.
▪️¿Y cómo es cuando las correcciones vienen de ellas hacia vos?
—Me dicen: “¡Tomá tu marca! ¡No la sueltes! ¡Pegada, pegada!”, jaja. No me piden que patee porque no soy tan precisa, puede salir cualquier cosa.
▪️¿Qué significa esto para vos?
—Un montón. Siempre nos gustó el fútbol, en casa somos todos gallinas. La que inició todo fue Bianca. Cuando nos dijo que quería jugar con los varones, le decíamos “¿estás loca?”. Y mirá... le gustaba de verdad. Hoy, poder compartir esto con ellas es lo más lindo que me dio el deporte.
▪️¿Sentís que esta experiencia futbolística fortaleció el vínculo familiar?
—Sí, obvio. Los fines de semana la cancha nos une, y después salen los mates para comentar el partido. Eso es muy lindo.
▪️¿Cuánto te cambió la cabeza el fútbol?
—Me cambió un montón. En realidad, hoy por hoy es mi cable a tierra. Salgo de trabajar y ahí desconecto todo. ¡Me encanta! A veces me siento cansada del día a día, pero llega el finde y estoy muy entusiasmada y con ganas de jugar.
▪️¿Qué le dirías a otra mamá que duda en meterse a jugar?
—Que pruebe. Que trate de jugar y meterse en este mundo tan lindo. Porque no solo es correr atrás de una pelota: es liberarte de todo, despejar la mente y soñar con cosas lindas que deja el fútbol.
▪️Un mensaje para tus hijas
—Solo decirles gracias por apoyarme siempre, por no dejar que baje los brazos y por incluirme en este deporte tan lindo como si fuera de su edad. Que sigan por este camino que es sano y hermoso.



Natalia cierra la charla con un deseo simple, pero cargado de significado.
“Ojalá sigamos así, divirtiéndonos, aprendiendo y mejorando. Eso es lo principal”.
Porque a veces, el fútbol no es solo fútbol. A veces, es familia. Y de esas historias, se alimenta la pasión.
Excelente Nota!! Grande Naty, Sofía y Bian a seguir así!!